Una de las mejores formas para ahorrar energía y que la factura de la luz se reduzca, es contar con un buen aislamiento térmico en tu vivienda, ya que si una casa está mala aislada o tiene ventanas anticuadas, se pasará más frío o más calor, dependiendo de la época del año, y por lo tanto se consumirá más energía en la climatización del las estancias.
Existen diferentes métodos para mejorar el aislamiento térmico en una vivienda:
- Aislamiento térmico inyectado en cámaras: que es el sistema más rápido y cómodo (no necesita obra) para incrementar el aislamiento y consiste en la realización de una serie de perforaciones en la cara interior o exterior de la fachada de la vivienda, a través de las cuales se inyectan una manguera especial con el aislamiento térmico.
- Aislamiento térmico interior (trasdosados): esta es la mejor manera de aislar una vivienda si nos estamos planteando realizar una reforma integral, esta forma de aislamiento se compone de paneles aislantes de celulosa, corcho, lana de roca, etc., adosados a la fachada que después se recubren con una capa de pladur o paredes de madera o ladrillo para ocultarlos.
- Sistema de aislamiento térmico exterior (SATE): es un tipo de aislamiento térmico que se realiza en el exterior del edificio y que afecta a su imagen estética con lo que habría que informarse si existe una especial protección de la fachada del edificio o la casa, antes de llevarlo a cabo.
Para mejorar el aislamiento térmico de nuestra vivienda, lo mejor es hablar con un técnico que nos pueda asesorar lo que mejor nos convenga en cada caso y aunque depende mucho de la vivienda suele ser muy recomendable aislar techos y suelos.
Otras alternativas de cara al aislamiento, pueden ser los trasdosados directos que consisten en pegar directamente sobre la cara interior de nuestra vivienda un panel aislante que al mismo tiempo nos sirva como acabado o como base para la propia pared (pintura, yeso, alicatado, etc.).